DOI

10.5195/reviberoamer.2012.6979

Abstract

Uno de los rasgos sobresalientes de la narrativa argentina de los últimos quince años es el retorno de la estética realista. Esta tendencia comprende textos cuya verosimilitud no se asimila ni al pacto mimético profesado por los escritores realistas del treinta, ni al realismo comprometido, de influencia sartreana, de los setenta. Durante la década del ochenta, la escritura cifrada, basada en la alusión y la alegoría, con la que escritoras y escritores respondieron a la censura y represión sistemática de la última dictadura militar (1976-1983), zanjó el problema del imperativo político en la literatura mediante el rechazo de "lo real". No obstante, hacia mediados de la década del noventa, éste resurge en el discurso literario como consecuencia, fundamentalmente, de dos factores: el agotamiento del modelo de escritura basado en el desvío hiperliterario, que desde comienzos de la década enfrentó el interés por la revisión de la historia argentina (Avellaneda, "Recordando"; Dalmaroni); y la crisis social creada por la historia argentina políticas neoliberales acordadas en el Consenso de Washington (1995), que impusieron un acelerado proceso de precarización laboral. Al amparo de políticas excluyentes, altas tasas de desempleo, subempleo y trabajo informal condujeron a una crisis cuyo ápice fue el estallido social de diciembre de 2001. Este contexto propició una crisis de representaciones sociales y políticas que ha dado como resultado una reconfiguración del lugar de enunciación del escritor.

Document Type

Article

Publication Date

Fall 2012

Publisher Statement

Copyright © Instituto Interamericano de Literatura Iberoamericana. This article first appeared in Revista Iberoamericana 78:241 (2012), 895-911.

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